miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Perú ¿un auténtico Andahuasi?

Andahuasi, podría ser el símbolo de lo que es el Perú. Una empresa como la Andahuasi, que es vendida una gran parte de sus patrimonios sin el consentimiento de sus accionistas, a través de ejecutivos que arman negocios bajo la mesa, en este caso los ex directivos Eduardo Núñez Gamarra y Carlos Rivas Urteaga, a un costo de 49 millones 573 a la empresa Río Pativilca de los hermanos Wong.
El patrimonio del Perú hace ratos que fue vendido por ex jefes de Estado a grandes capitalistas e inversionista transnacionales sin el consentimiento de los legítimos accionistas que somos los ciudadanos peruanos.
Tendremos que reconocer que somos grandes y pequeños accionistas de esta gran empresa que es el Perú. El gran problema no va sólo en reconocer que somos accionistas, sino que sepamos hacer presencia en esta gran empresa y que exijamos a los que lo administran los legítimos derechos que nos corresponden como ciudadanos: un trabajo digno, acompañado de una remuneración y sueldo dignos.
La azucarera Andahuasi, a raíz de haber sido vendida una pequeña parte de sus acciones al grupo Wong, éstos fieles al estilo propio de los que rompen los esquemas legales de la ley y la justicia, quieren adueñarse de toda la empresa con la complicidad lamentable de malos jueces y aún más lamentable con la complicidad de un segundo vicepresidente del país, Omar Chehade, que hace poco era una de las figuras claves para encabezar la comisión de investigación contra la corrupción en el país (particularmente contra el gobierno de Alan García); hoy de encabezar la comisión de investigación pasó a la cabeza para ser investigado por corrupción en influencia.
Miles de personas en el distrito costeño de Sayán, donde está ubicada la empresa azucarera Andahuasi, se levantaron férreamente para atrincherarse y cerrar el paso a todo matón y policía que intentan desalojarlos.
Si se aplica una buena justicia, los casi 50 millones de soles pagados por el grupo Wong, tienen sus días contados para perderlos; los verdaderos 2.115 accionistas de esta empresa, que es la última de las 11 que fueron expropiadas por el gobierno del general Velasco Alvarado, tienen todas las leyes a su favor, salvo honrosas excepciones de influencia que siga privilegiándose. Menos mal la cabeza que generaba estos privilegios a favor de los terratenientes y familia Wong, está ya a buen recaudo.
Esa venta de los casi 50 millones de soles no fue a parar en beneficio de los trabajadores de la azucarera Andahuasi, los ex directivos que propiciaron la venta, según Baldeos Ardián, pagaron 18 millones de soles a los proveedores y el resto del dinero queda en la interrogante de ¿A qué manos se fue?.
Prestarse a estas sucias jugadas de los grandes desproporcionados que manejan millones de sumas de capital, cuyos ingresos son mal habidos, no debe darse una mínima contemplación a aquél que estaba figurándose ser el padrino de los privilegios a favor de este grupo explotador Wong.
Es el momento del presente gobierno nacionalista que demuestre que la justicia no debe ser sólo hablada y predicada, sino también ejecutada y aplicada por el bien del país.
Escribe: Ricardo Quevedo Ramírez

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