viernes, 26 de noviembre de 2010

Llegó el año de Hidalgo

Que el presidente García no tiene intención alguna de permitir que ningún traspié empañe el final de su gobierno está más que claro. La rapidez con la que despachó a Barrios del Ministerio del Interior ha sido una señal de que no se va a arriesgar por nadie y que se desmarcará en el acto de cualquier compañero que cause un escándalo.

Evidentemente, su intención de retornar al poder en 2016 requiere necesariamente dejar a la población un buen recuerdo, parte fundamental del cual será el grado de cuestionamiento que exista al final de su mandato.

Cabe resaltar que con el episodio de los 'petroaudios’, la popularidad presidencial cayó al punto más bajo en estos cuatro años; por tanto, Alan García es muy consciente del daño que le puede causar a su nivel de aprobación en la población cualquier acusación de corrupción. Por ello, creo que haría bien en preocuparse por mantener controlados a sus compañeros no solo en el Ejecutivo sino también en el Congreso.

Por ejemplo, lo ocurrido anoche ha sido un verdadero escándalo. La bancada aprista abiertamente tratando de forzar la aprobación de una ley mercantilista que tiene nombre propio y beneficia a solo un grupo empresarial –que son los reyes del cabildeo en el Congreso– y que está estrechamente ligado a sus más importantes parlamentarios.

Más aun, a fin de otorgarle un beneficio indebido a sus allegados, los congresistas apristas están legalizando el 'perro muerto’ –tan ligado en la memoria colectiva al García de su primer mandato– dándole un manto de protección legal a quien no la necesita, evitando la cobranza de todo acreedor privado. ¿Qué habrán recibido a cambio los promotores de ese lucrativo 'mamarracho’? Quién sabe, aunque inevitablemente algún día saldrá a flote y se conocerán los entretelones.

En realidad, siempre existió el temor de que ocurriera en los últimos meses de gestión un desbande a lo PRI mexicano, que al final de cada gobierno y antes de que todos los funcionarios fueran reemplazados, efectuaban un saqueo del Estado al cual llamaban el Año de Hidalgo –no en honor al flamante ministro del Interior sino por la arenga que daban: “C… su madre al que deja algo”–. Así que asumimos que el jefe de Estado se desmarcará de sus correligionarios, observando los proyectos que sean cuestionados, antes que la estela de escándalos que estos dejen le impida retornar para un tercer mandato.
 
Opinión | Vie. 26 nov '10 Diario Peru21

Llegó el año de Hidalgo, Autor: Fritz Du Bois

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